jueves, 27 de octubre de 2011

MAS | Museum aan de Stroom


MAS | Museum aan de Stroom
Hanzestedenplaats 1
2000 Amberes - Bélgica

Hace ahora seis años, Amberes proyectó un gran museo desde el que asomarse a la historia de la ciudad. No un museo tradicional a base de colecciones imponentes, sino un museo más en la línea de los tiempos que corren....

Hanzestedenplaats 1
2000 Amberes - Bélgica

www.mas.be


Recuperar, recuperar, recuperar... Los viejos puertos de las grandes ciudades se han convertido en un problema. El tiempo los ha vuelto inservibles y la zona que ocupaban se ha ido deteriorando a medida que perdían la actividad.

Amberes no era una excepción en este proceso,
ni tampoco en el de tomar la iniciativa para devolver la vida a los antiguos muelles, almacenes y demás instalaciones portuarias. Hace ahora seis años, con este objetivo, se proyectó un gran museo desde el que asomarse a la historia de la ciudad. No un museo tradicional a base de colecciones imponentes, sino un museo más en la línea de los tiempos que corren. Un museo que contuviera 'relatos'. Un museo organizado en forma de 'historias' a las que los objetos expuestos  dieran sentido y ayudaran a visualizar.

Los objetos que posee el museo son tantos que no es posible exponerlos al mismo tiempo. La colección es inmensa, casi medio millón de piezas, procedentes muchas de ellas de otros museos y colecciones cuyas vetustas instalaciones habían hecho inviables.

Si hubiera que elegir una ciudad con historia seguro que Amberes estaría entre las candidatas. Su puerto y su localización geográfica la hicieron brillar en el pasado. Ahora el nuevo museo la ha puesto de actualidad porque se ha convertido en uno de los grandes del circuito europeo. El edificio es
monumental. Alto, quizás demasiado, destaca sobre el entorno como una gran torre de volúmenes superpuestos, porque superpuestos son los numerosos episodios que componen su historia.

Las distintas historias que organizan el museo, le dan
toda la flexibilidad. Cambiarán cada cierto tiempo y le asegurarán un aire de novedad un año tras otro. Lo que no cambiará es la vista extraordinaria que desde las últimas plantas se extiende sobre la ciudad y sobre el río Escalda. Aunque solo fuera por ella quedaría más que justificada una visita.

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